Ciega, sorda y muda a la fuerza

Llevo desaparecida de este mundo cibernético una semana; no por mi culpa sino por la de mi compañía de comunicaciones (ahora EX).
Después de darme servicio durante 13 años, estos últimos meses han sido un calvario, sufriendo numerosos cortes en la línea ADSL. Según ellos, hasta 7 cortes en un día se considera normal. ¿Normal?, que yo sepa cuando pago religiosamente el recibo todos los meses no lo hago con "cortes", ¿no?
La palma de estos despropósitos ha sido cuando he intentado cambiar de compañía. El resultado fue la desaparición, digo anulación, de la línea de internet,  camuflándolo como una avería.
Hasta yo, que no tengo muchos conocimientos de informática, me he dado cuenta de que lejos de ser una avería, me habían deshabilitado la línea ADSL como castigo, sin esperar a que se hiciera efectiva la baja.
Después de esto no se me ocurrirá volver alguna vez a contratar dicha compañía de telecomunicaciones. Vamos, ¡Ni por todo el oro del mundo!

Ahora, reflexionando sobre lo que me ha ocurrido, pienso que es el resultado de lo que viene siendo normal en España.
En esta época de crisis, empresas de todo tipo pretenden tener los mismos beneficios o más a costa de los sufridos consumidores o abonados. Con unos servicios que dan pena (no hay inversiones para mejorarlos) nos aumentan las cuotas y encima nos engañan con múltiples excusas creyéndonos tontos y que nos tragamos cualquier cosa.

A quien pueda interesar, la compañía de comunicaciones en cuestión es Orange.
Ahora estoy con Movistar. Ya veremos qué tal me va con ellos. De momento sigo teniendo una velocidad de pena y sin visos de que vaya a cambiar la cosa.